Los cursos masivos, en línea y
en abierto denominados con la sigla inglesa "MOOC" se han considerado
en la literatura divulgativa y científica como una revolución con un gran
potencial en el mundo educativo y formativo (Bouchard, 2011; Aguaded,
Vázquez-Cano, & Sevillano, 2013).
Los MOOC es un fenómeno
relativamente reciente (Graham & Fredenberg, 2015). En el año 2008 el
fenómeno mundial de los MOOC apareció como un importante desarrollo de la
educación en línea (Mackness, Mak & Williams, 2010). En el informe Horizon,
liderado por el New Media Consortium y Educause, aporta un estudio prospectivo
del uso de tecnologías y tendencias educativas en el futuro de distintos
países.
En los MOOC vienen claramente
definidos por su carácter abierto (“open”), por ubicar la información y la
relación entre los distintos actores educativos en internet (“online”), y por
el hecho de que el tamaño de la comunidad educativa implicada en un curso de
estas características puede sobrepasar, con facilidad, los miles de personas (“massive”).
Los MOOC desplazan (algunos dirían “superan”) la relación jerárquica entre
profesor y alumno, de modo que el proceso de aprendizaje se reparte (de ahí las
referencias en la literatura sobre MOOC a la idea de una “responsabilidad distribuida”
en el aprendizaje), y los alumnos se convierten, también, en generadores de
contenido y de conexiones entre distintos aspectos del curso. Se enfatiza, en
los MOOC, el uso de las redes sociales (Facebook, Twitter…) que consoliden
estas comunidades de aprendizaje. Además de las redes sociales, los implicados
en la comunidad de aprendizaje pueden aprovechar la agregación de contenidos
(RSS, por ejemplo) para compartir información, materiales temáticos o
tangenciales, y estrategias de aprendizaje (Méndez García, 2013). En este
sentido, Vázquez-Cano (2013), indica que en los nuevos escenarios formativos
universitarios se están orientando hacia un nuevo modelo de formación masiva,
abierta y gratuita por medio de una metodología basada en la video-simulación y
el trabajo colaborativo del estudiante.
Sus características fundamentales son (McAuley, Stewart, Siemens & Cornier, 2010):
- Gratuidad de acceso sin límite en el número de participantes.
- Ausencia de certificación para los
participantes libres.
-Diseño
instruccional basado en lo audiovisual con apoyo de texto escrito.
-Metodología
colaborativa y participativa del estudiante con mínima intervención del profesorado.
Un MOOC es un camino para
aprender, idealmente es un curso
abierto, participativo, distribuido y una red de aprendizaje para toda la vida,
es un camino de conexión y de colaboración, es un trabajo compartido (Vizoso
Martín, 2013).
En este sentido, los MOOC están
siendo considerados por muchos investigadores como un tsunami que está empezando
a afectar a la estructura tradicional de organización universitaria y formativa
(Boxall, 2012; Weissmann,2012) y cuyo desarrollo en un horizonte muy próximo
resulta excitante, inquietante y completamente impredecible (Lewin,
2012).
En la actualidad, el movimiento
en España ha tenido una gran repercusión, más si cabe que en el resto de
Europa. Por ejemplo, la Universidad Politécnica de Valencia y la UNED han
desarrollado su propia plataforma y, a la vez, se encuentran en otras
plataformas agregadoras, pero la mayoría de las universidades, tienen sus
cursos principalmente en la plataforma Miriadax. España lidera la oferta de
cursos MOOC en Europa con 493 cursos según la Comisión Europea.
Fortalezas y Debilidades de las
MOOC
Los nuevos senderos didácticos
con el objetivo de aprender a aprender de forma masiva pueden constituirse en
una nueva tendencia tecno-social, especialmente orientada en el panorama de la
Educación Superior para dinamizar la innovación universitaria, o bien, derivar
simplemente hacia un nuevo modelo de negocio para las
Universidades y las
Instituciones sin una calidad demostrada (Zapata, 2013; Vázquez-Cano, López
& Sarasola, 2013). Sin olvidar, en consonancia con Martín & González
(2013) que todavía hay un déficit de investigaciones sobre la evaluación de
este movimiento.
La formación masiva y abierta
supone un reto para las instituciones universitarias y a la comunidad docente
que debe redefinir el paradigma metodológico actual para adentrase en nuevas
formas curriculares más abiertas, interactivas, colaborativas y ubicuas, en
simbiosis con una evaluación más dinámica, holística y humana insertada en
planes de estudios más flexibles y diversificados adaptados al ecosistema
laboral para promocionar y facilitar al estudiantado la implementación de su
propio itinerario competencial para su desarrollo académico y profesional.
En una primera instancia, los
MOOC en este panorama de la educación en abierto y gratuita surgen como una
necesidad de especialización que no conlleve una acreditación o certificación
como objetivo prioritario pero que favorezca un acercamiento a nuevas
realidades laborales y científicas que las propuestas de enseñanzas regladas
más encorsetadas no pueden ofrecer (Vázquez-Cano & López-Meneses, 2015).
Esta nueva modalidad de
expansión del conocimiento puede ayudar a la transformación de las aulas,
limitadas en el tiempo y reservadas el acceso a la información en algunas
ocasiones a una élite social, a trascender a nuevos escenarios de aprendizaje
ubicuos, conectivos, informales, y horizontales que pueden facilitar la
inclusión digital de los más desfavorecidos y al nacimiento de comunidades
virtuales interactivas de inteligencia colectiva.
Asimismo, desde un punto de
vista positivo, los MOOC, a través de un proceso de desarrollo sistemático
podrían ayudar a lograr una meta que hasta el momento no se ha podido cumplir.
Se podrían utilizar estas tendencias formativas para generar procesos de
formación docente tanto inicial como continua. La masividad que tiene este tipo
de formación puede marcar un antes y un después en la cobertura de las
necesidades de docentes especialmente en África y Asia que es donde más se
requiere (Silvia-Peña, 2014).
Por el contrario, referente a
los principales retos y dificultades del movimiento MOOC surgen de un
cuestionamiento esencial a la filosofía con la que nacieron (gratuita y
masiva). Esos dos adjetivos caracterizan y confieren especificidad a este tipo
de formación pero su materialización hace que resulte complicado en muchos
casos que se conjuguen de forma efectiva según el planteamiento pedagógico y
económico desde el que parten.
Schulmeister (2012) afirma que
los puntos críticos de los MOOC se resumen en: altas tasas de deserción
(Fidalgo, Sein-Echaluce, & García Peñalvo, 2013); falta de
retroalimentación y baja interacción; no hay comprobación fiable de los
resultados del aprendizaje y de las evaluaciones entre pares y predominan una
gran diversidad de temas, pero sin un currículo explícito.
También, se han presentado
voces que hablan de un proceso de MacDonalización de la educación a través de
la distribución de paquetes educativos estandarizados a nivel mundial (Lane
& Kinser, 2013; Aguaded, Vázquez-Cano & Sevillano-García, 2013). La
obtención de un título a partir de estas nuevas tecnologías desde cualquier
parte del mundo puede ser la cara amable de un proceso de trasnacionalización
de las universidades. Ya no solamente estamos hablando de la exportación de
conocimiento que podría allanarse a los procesos de dominación ideológica y
cultural, sino que ahora hablamos de proceso de obtención de un grado o un
título en las diferentes instituciones que tienen sede central en países
anglosajones.
De igual manera, la
estandarización puede implicar una excesiva unidireccionalidad del conocimiento
(Lane & Kinser, 2012). En este sentido, Chamberlin & Parish (2011)
afirman que debido al gran número de usuarios inscritos en estos cursos se hace
difícil llevar a cabo interacciones e interacciones significativas de cara
al aprendizaje.
Igualmente, al ser una
modalidad formativa muy reciente no se dispone de evidencias sobre su funcionamiento
(Cano, Fernández & Crescenzi, 2015).
En este sentido, diferentes
autores (Calderón, Ezeiza & Jimeno, 2013) indican que algunos estudiantes
que participan en los MOOC se muestran desorientados y sobrecargados, tienen
baja probabilidad de interacción con expertos u orientadores, poca
socialización real y poca profundidad en las interacciones.
Por otra parte, los actuales
MOOC en las diferentes plataformas nacionales e internacionales parten de un
diseño pedagógico que les aleja bastante del principio didáctico del
conectivismo y del trabajo en grupo y pueden ser tildados de un "elearning
empobrecido". De igual manera, al ser gratuitos y estar enfocados desde el
principio de masividad se pierde el contacto con el tutor que pasa a ser, un
moderador o ponderador de foros en el mejor de los casos. Convirtiendo así el
curso MOOC en una serie de vídeos de corta duración enlazados bajo el hilo
conductor de un índice teórico en el que el estudiante mediante su visionado y
pequeñas autoevaluaciones aprende casi de forma autónoma. No existen, en la
actualidad, procesos fuertes de tutorización, discriminación de contenido,
intervención del estudiante y del trabajo en equipo.
En relación con el diseño de
actividades que ofertan los MOOC, éstas deben estar orientadas hacia la
reflexión sobre la propia práctica y la adquisición de nuevas competencias más
que a la instrucción en contenidos y la evaluación de los mismos.
Muchos de estos cursos no pasan
de ofrecer un curso basado en una clase tradicional segmentada en
presentaciones audiovisuales de no más de 15 minutos y en el que el nivel
competencial del estudiantado se ve mermado por basarse casi exclusivamente en
el aprendizaje memorístico-conceptual y en una evaluación mecánica de
“ensayoerror” (Vázquez-Cano,
López-Meneses & Barroso, 2015). Además, existe la dificultad de la dispersión de
información, conversaciones de los foros e interacciones entre cientos de
estudiantes que es necesario estructurar y organizar para una comprensión holística del
conocimiento, es decir, los MOOC necesitan “content curators” (personas expertas que
selecciona, filtra y sistematiza la información de forma continua para ayudar al
estudiante a enriquecer su proceso de aprendizaje.
Por otro lado, mientras que se
justifica como gran fortaleza de los MOOC el hecho de que facilitan el acceso
al conocimiento a todos los sectores sociales (especialmente a los más desfavorecidos),
este tipo de cursos no ha calado tan profundamente como cabía esperar en las
poblaciones de menor nivel educativo y/o con dificultades para costear una
titulación universitaria (Christensen et al., 2013).
Otro hándicap es que en el
proceso de aprendizaje en un MOOC el rol del educando debería ser,
principalmente, de prosumidor de contenidos, es decir, consumidor activo y
productor creativo de los mismos de forma individual y colaborativa con la
comunidad en contextos formativos (Vázquez & Sevillano, 2011), con un
cierto nivel de competencia digital y un elevado nivel de autonomía en los procesos
formativos que no siempre tiene el estudiantado.
Otra desventaja de los cursos
MOOC es que no están adecuadamente adaptados a los dispositivos móviles. En
este sentido, es necesario una alianza entre MOOC y Mobile Learning.
En muchas regiones del mundo, donde incluso el acceso a servicios básicos es escaso, existen
tecnologías móviles. Su amplia proliferación, especialmente de los teléfonos
móviles, supone una oportunidad para la universalización del conocimiento. El
acceso ideal para los cursos MOOC sería app (Brazuelo & Cacheiro, 2015).
Por último, otro de los retos
actuales y futuros de los MOOC consiste en articular un sistema factible de
evaluación y de certificación de la progresión competencial de los
participantes en cada curso como el sistema de evaluación entre iguales, un
aprendizaje más horizontal, en red y más relacionado con la web 2.0.
La clave, para gran parte de
los expertos, radica en lograr un sistema de recogida y anotación de datos y de
análisis de los mismos combinando la heteroevaluación con la autoevaluación y
la evaluación entre pares (Cano, Fernández & Crescenzi, 2015).
En
última instancia, un MOOC es un camino para aprender, idealmente es un curso
abierto, participativo, distribuido y una red de aprendizaje para toda la vida,
es un camino de conexión y de colaboración (Vizoso Martín, 2013) y es un área
incipiente de desarrollo que no para de evolucionar y que está empezando a
generar nuevas áreas de investigación (Vázquez-Cano, 2013).
He realizado el
MOOC Habilidades y Competencias a través del Coaching Personal en miriadaX y la
experiencia ha sido muy buena, lo recomiendo!
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